El índice de precios de consumo (IPC) general avanzó un 2,3% en términos anuales. La cifra supone una subida de cuatro décimas con respecto a junio, pero también roza los niveles recomendados por el Banco Central Europeo y está más de ocho puntos porcentuales por debajo de lo que se registraba hace 12 meses. El problema sigue estando en la inflación subyacente, que no contabiliza ni alimentos no elaborados ni productos energéticos, y que se incrementó en tres décimas, hasta el 6,2%. Y lo que es peor: sin visos de moderarse en el corto plazo.
La subida de la inflación general se debe, principalmente, al encarecimiento de los precios de los carburantes, que se han incrementado dos puntos porcentuales más con respecto al mes anterior, aunque siguen un 5,3% más baratos que hace un año. Este aumento, explica Estadística, “se debe a la subida de los precios de carburantes y lubricantes para vehículos personales, frente al descenso en julio de 2022″, motivado entre otros factores por la bonificación de los 20 céntimos por litro de carburante.
También, aunque en menor medida, tienen un impacto negativo la evolución del coste de la ropa, que se encarece un 2,1% interanual, y la del ocio, que cuesta un 7,2% más por el incremento de los precios de los paquetes turísticos en un verano en el que el sector está ya plenamente recuperado. Este grupo, de hecho, subió un 26,8% anual, el mayor pico de esta rúbrica en toda la serie histórica. Los paquetes turísticos nacionales se encarecen un 17,9%, casi al mismo nivel que los internacionales. Los hoteles, hostales y pensiones lo hacen un 8,9% anual y los restaurantes, un 6,1%.
El apartado de los alimentos y bebidas no alcohólicas, el gran quebradero de cabeza de los consumidores en los últimos meses, vuelve a repuntar y se sitúa en el 10,8%, rompiendo también con cuatro meses de cierta moderación. Con estos datos, la cesta de la compra encadena 16 meses consecutivos con aumentos de dos dígitos, aunque todavía se sitúa lejos de las subidas cercanas al 16% que se anotaron a comienzos de año.
Entre los productos que más suben de todo el índice en términos anuales se encuentran el azúcar (44,2%), el aceite de oliva (28,8%), las patatas (22,9%), el arroz (22%) y las frutas en conserva (19,4%). Todo ello se produce pese a la prórroga de la rebaja del IVA al grupo de alimentos básicos y a las pastas y aceites, que siguen tributando respectivamente al 0% y al 5%, tipos que se mantendrán al menos hasta el 31 de diciembre o hasta que la inflación subyacente baje del 5,5%.
Por su parte, destaca el INE, entre los grupos con influencia negativa en el indicador está la vivienda, que disminuye su variación más de dos puntos, hasta un 14,9% negativo. “Este comportamiento es debido a la bajada de los precios de la electricidad y del gas, que aumentaron en julio del año pasado”.
Pese a la subida de casi medio punto, la inflación registrada en julio es la segunda más baja desde abril de 2021, cuando se situó en el 2,2%, por lo que la evolución del indicador ya ha retornado a los niveles previos a la guerra de Ucrania. No sucede lo mismo con la tasa subyacente, que se mantiene elevada y en cifras similares a las de hace justo un año, cuando se situó en el 6,1%.
Al desagregar por productos, el INE señala como parcelas con mayor repercusión positiva a la subida de los precios en el mes de julio a las frutas (que suben un 7,1% mensual), los aceites y grasas (3,4%) y el pescado y el marisco (0,6%) dentro del grupo de la alimentación. Otros componentes son los paquetes turísticos (con un avance del16% mensual), los carburantes y lubricantes para vehículos (2,2%), los servicios de alojamiento (3,7%) y los combustibles líquidos (6,5%), entre otros.
Los productos que más ayudan a la moderación de los precios en el séptimo mes del año son, por su parte, las legumbres y hortalizas dentro del grupo de los alimentos cuya tasa mensual se sitúa en el 2,3% negativo. También caen con fuerza las prendas de vestir (-10,5%) y el calzado (7,6%), así como los artículos textiles para el hogar (-3,9%).
